jueves, 9 de junio de 2016
martes, 10 de mayo de 2016
jueves, 21 de abril de 2016
La razón y los sentidos
Los
seres humanos contamos con dos métodos para conocer la realidad: la razón y los
sentidos.
El
conocimiento sensible es el resultado de procesar en nuestra mente toda la
información que nos llega desde nuestros sentidos, de modo que captemos lo que
ocurre a nuestro alrededor. Está formado por la sensación y la percepción. Las
sensaciones son fenómenos psicológicos que se originan en nuestros órganos
sensoriales cuando son estimulados. La percepción, por su parte, consiste en la
interpretación que hacemos de las sensaciones captadas por los sentidos. Este
tipo de conocimiento puede no corresponderse con la realidad, pues, al
percibir, seleccionamos, organizamos e interpretamos los datos provenientes de
los sentidos. Por ejemplo, la Luna parece cambiar de tamaño dependiendo de lo
cerca o de lo lejos que esté de la línea del horizonte y los objetos parecen
ser más pequeños cuanto más lejos se encuentren del que lo observa.
En
cambio, el conocimiento racional es abstracto, puesto que trabaja con
conceptos. Los conceptos son creados por un procedimiento de abstracción, que
consiste en extraer las características comunes que comparten una serie de
objetos particulares y obviar las que los diferencian. Este tipo de
conocimiento integra una serie de elementos: los conceptos, los juicios y los
razonamientos.
Los
filósofos han intentado responder a la pregunta ¿cuál es el método de
conocimiento necesario para llegar a la verdad absoluta? y de ahí han salido
tres posiciones:
La
posición racionalista sostiene que el único conocimiento válido es el que posee
exclusivamente de la razón, pues desconfían de los sentidos. Por ejemplo, un
racionalista sabe que el fuego quema porque esta a una alta temperatura que el
tejido no soporta.
La
posición empirista afirma que la única fuente de conocimiento son nuestros
sentidos, no desechan el trabajo de la razón, pero lo sitúan en un segundo
plano y niegan la existencia de conceptos que no provengan de la experiencia. Utilizando
el ejemplo anterior, un empirista diría que el fuego quema porque lo ha
experimentado, no aceptaría el razonamiento porque no hay pruebas de ello.
Y por último, la posición criticista postula
que no hay conocimiento válido que no se base en la experiencia sensible, pero
admiten la existencia de conceptos e intuiciones que no proceden de la
experiencia y que son imprescindibles para construir el conocimiento.
Esta
última fue defendida por Kant, quien sostiene que todo conocimiento comienza
con la experiencia, aunque no dependa exclusivamente de ella.
El
criticismo se aleja de las posiciones empíricas al admitir conceptos e
intuiciones no empíricas que afirman que poseemos conocimientos que no proceden
de nuestros sentidos. De esta manera, no podemos captar las cosas en sí mismas
sino solo tal como las descubrimos por medio de nuestros sentidos y de la
inteligencia que ordena los datos brindados por ellos, es decir, no conocemos
la realidad pura sino solo cómo es lo real para nosotros. Por ejemplo, al decimos
''ese animal está enfermo'', si conocemos el comportamiento de ese animal
podemos llegar a esa idea, pero si por el contrario no conocemos al animal no
podríamos darnos cuenta.
Por
otro lado, al afirmar que tales conceptos solo proporcionan conocimientos cuando
se aplican a la información provenientes de nuestros sentidos, se aparta de la
tesis principal del racionalismo.
En
conclusión, para conseguir un conocimiento más completo es necesario la labor
de los sentidos y el uso de la razón, aunque nunca se logrará conseguir llegar
a la verdad absoluta.
jueves, 7 de abril de 2016
jueves, 3 de marzo de 2016
La verdad de las teorías científicas
Una teoría científica es
un cuerpo coherente de conocimientos conformados por un conjunto de leyes
relativas a una amplia clase de fenómenos observables. En pocas palabras, es un
conjunto de leyes científicas relacionadas entre sí. Estas no pueden ser
sometidas a contrastación experimental directa e incorporan términos teóricos
con los que postulan la existencia de dichos términos incapaces de ser
observados.
Es por esto que no podemos
asegurar que una teoría científica es 100% cierta. Esto se debe a que siempre
cabe la posibilidad de que aparezca una anomalía. Por ejemplo: vemos un cisne
blanco, al día siguiente vemos otro cisne blanco, al siguiente y al siguiente
seguimos viendo cisnes blancos, por lo que llegamos a la conclusión de que
todos los cisnes son blancos, pero por muchos cisnes blancos que veamos todavía
existe la posibilidad de que encontremos un cisne negro. Aun así, si se puede
verificar progresivamente. De esta manera no podemos afirmar que una teoría es
verdadera, pero si posiblemente verdadera.
Otra opción es la
falsación. En esta no se puede afirmar que una hipótesis es cierta, pero si se
puede afirmar rotundamente que es falsa, ya que solo se necesita una anomalía
para que una teoría sea errónea. Usando el ejemplo anterior, en el momento en
el que encontremos un cisne negro la teoría de que todos los cisnes son blancos
será completamente falsa, sin importar el número de cisnes blancos que hayamos
visto.
Un buen ejemplo de una teoría
falsa referente a la medicina es la teoría de los cuatro humores. Esta fue
adoptada por los filósofos y físicos de las antiguas civilizaciones griega y
romana. Desde Hipócrates, la teoría humoral fue el punto de vista más común del
funcionamiento del cuerpo humano entre los médicos europeos hasta ser desbancada
por la medicina moderna a mediados del siglo XIX. Esta teoría mantiene que el
cuerpo humano está compuesto de cuatro sustancias básicas, llamadas humores
(líquidos), cuyo equilibrio indica el estado de salud de la persona. Así, todas
las enfermedades y discapacidades resultarían de un exceso o un déficit de
alguno de estos cuatro humores. Estos fueron identificados como sangre, bilis
amarilla, bilis negra y flema.
Además de la verificación
gradualmente creciente y el falsacionismo, los filósofos encargados de la
ciencia han elaborado otras tres opciones para este problema: el realismo, en
el que se afirma que las teorías son objetivamente verdaderas o falsas
dependiendo de si corresponden o no con la realidad; el instrumentalismo, en el
que las teorías no son ni verdaderas ni falsas, sino más o menos útiles; y el
descriptivismo, por el que las teorías son descripciones resumidas de
relaciones entre sucesos o propiedades observables.
En conclusión, las teorías
científicas no son las verdades incuestionables que se cree popularmente y
jamás se podrá afirmar que una teoría es absolutamente cierta.
La reforma de la ortografía española - Miguel de Unamundo
Este texto informativo y expresivo, pues no solo muestra una realidad objetiva
sino que da su opinión sobre dicho tema; escrito, porque es un texto
argumentativo; formal, pues no existe ninguna proximidad entre en emisor y el
receptor; y por último, profesional o periodístico.
El
tema que trata Miguel de Unamuno en este texto es la inutilidad de mantener una
ortografía basada en criterios etimológicos. Según el autor, en la ortografía hay dos bandos: uno opina que se debería adaptar la ortografía a la pronunciación y otro que asegura que se ganaría claridad manteniendo la escritura etimológica. Finalmente, Unamundo rebate ambos pensamientos.
La
estructura presente en este texto es deductiva, ya que comienza con la tesis de
la que trata y continúa argumentando su opinión.
El
nivel de lengua que se muestra en este escrito es un nivel medio, pues, aunque
se demuestra un conocimiento de la lengua, hay mayor expresividad y
simplificación léxica.
El
registro utilizado por el autor es formal, pues utiliza un vocabulario culto y
demuestra un conocimiento de la lengua.
En
el texto se aprecian tres funciones del lenguaje: en primer lugar, la apelativa,
que se expresa a través de oraciones interrogativas; la expresiva, porque el escritor deja entrever su opinión sobre el tema a tratar tanto directa (con la
conclusión) como indirectamente (con la forma de describir ambas teorías); y por último, la metalingüistica, ya que utiliza la lengua para hablar de la propia lengua.
El alma humana
Uno
de los problemas filosóficos más comunes de la historia es si existe o no una
realidad distinta del cuerpo: el alma. Si la respuesta es afirmativa ¿Qué
relación tienen alma y cuerpo? ¿Se puede vivir sin contar con el cuerpo físico?
Jamás se ha sabido a ciencia cierta la respuesta a estas preguntas, aunque los
filósofos han aportado su opinión respecto a este tema que todos hemos abordado
al menos una vez en nuestra vida.
Para
realizar una síntesis sobre las opiniones más importantes debemos agruparlos en
dos grupos: el dualismo y el monismo.
El
dualismo afirma que el alma y el cuerpo son dos sustancias diferentes e
independientes la una de la otra. En esta doctrina, cuyo filósofo más destacado
fue Platón, el cuerpo pertenece al mundo sensible, la parte que interactúa con
los objetos físicos y que por eso nos permite conocerlo. El alma, en cambio,
proviene del mundo inteligible, nos permite conocerlo porque ha estado en
contacto con las ideas; esto es posible debido a que es inmortal, eterna,
existe antes y después que el cuerpo.
En cambio, el monismo intenta demostrar que
solo existe una única realidad, la material. Afirman que el ser humano está
formado por la fuerza de la naturaleza, es decir, que todo, hasta el alma y los
dioses, está compuesto por partículas. Estos separan la mente del cuerpo. En
esta doctrina, Demócrito es de los filósofos más relevantes.
Personalmente,
aunque ciertos puntos de la teoría dualista me hacen dudar de mi decisión,
estoy a favor del monismo. Esto se debe a que para que exista el alma tiene que
existir también un mundo aparte, sobrenatural e inmaterial, en el que habiten
estas, y, a mi forma de pensar, esto no puede ser posible.
La utilidad de la filosofía en la actualidad
La filosofía es el estudio de ciertos problemas fundamentales
relacionados con cuestiones tales como la existencia, el conocimiento, la
verdad, la belleza, la mente y el lenguaje. Su principal ocupación es
cuestionar y aclarar algunas ideas muy comunes que todos nosotros usamos cada
día sin pensar sobre ellas.
Esta
siempre ha sido muy importante en la sociedad, aunque ha adquirido un mayor
valor en la actualidad por varias razones, como por ejemplo; la importancia de
entender que la destrucción del planeta es posible y que debemos reflexionar
para intentar transformar esta realidad.
El
mundo problemático es el campo en el cual se mueve la filosofía.
Desde
siempre, la filosofía ha alimentado la curiosidad de los hombres y mujeres,
pues existe en ellos un gran afán de saber. Además, por medio de ella se
desarrollan, refuerzan y perfeccionan las
facultades del ser humano, y principalmente las intelectuales, es decir, sitúa
a hombres y mujeres por encima del resto de seres vivos que pueblan el planeta.
Ha
contribuido poderosamente al desarrollo y progreso de las ciencias, tanto
naturales y físicas como morales y políticas.
A
partir de la contemplación reflexiva de la filosofía han nacido todas y cada
una de las ciencias, por eso se dice que, sin ser una ciencia, es la madre de
todas las ciencias.
Nos permite tomar conciencia de
nuestra situación, encararla y comprometernos a cambiarla.
Facilita la búsqueda de la verdad y adquirir
cierta independencia y superioridad para juzgar y criticar las doctrinas.
Nos permite desarrollar el sentido crítico,
pues nos lleva a reflexionar, y por último, ayuda a tener una mente más abierta
y a desterrar las preocupaciones y los prejuicios.
Quizás la filosofía no tenga un fin
importante, ya que casi todas las preguntas quedan sin respuesta. Pero
estudiarla nos enseña lo que han pensado otros, sobre temas que todos nos hemos
planteado alguna vez.
Rima LXVI
¿De
dónde vengo?...El más horrible y áspero
de
los senderos busca;
las
huellas de unos pies ensangrentados
sobre
la roca dura;
Los
despojos de un alma hecha girones
en
las zarzas agudas,
te
dirán el camino
que
conduce a mi cuna.
¿A
dónde voy? El más sombrío y triste
de
los páramos cruza,
valle
de eternas nieves y de eternas
melancólicas
brumas;
en
donde esté una piedra solitaria
sin
inscripción alguna,
donde
habite el olvido,
allí estará mi tumba.
Este poema titulado Rima LXVI
pertenece a las Rimas de Gustavo Adolfo Becquer, publicadas póstumamente en
1871.
El autor nació en Sevilla el 17 de
febrero de 1836.
Su vida estuvo regida por la
enfermedad, los fracasos amorosos con varias mujeres y los apuros económicos.
Decidió dedicarse a la literatura
mientras trabajaba en periódicos de poca categoría.
Posteriormente entró en "El
Contemporáneo" donde publicó crónicas sociales, algunas de sus Leyendas y los ensayos columnistas Cartas desde mi celda que reúne nueve
escritas para el periódico publicadas entre mayo y octubre de 1864.
En 1867 escribió sus famosas Rimas, pero la Revolución de 1868 hizo
que se perdiera el manuscrito y el poeta tuvo que preparar otro.
Murió el 22 de diciembre de 1870 por tuberculosis
agravada por una depresión.
Unas de sus obras más conocidas son sus Rimas, a la que pertenece este poema, y
las Leyendas y Cartas desde mi celda, ambos textos narrativos.
Gustavo Adolfo Becquer pertenece al Romanticismo. Esta
corriente se caracteriza por la ansía de libertad, la exaltación del yo
individual, el espíritu de rebeldía, el sentimiento de soledad y de resignación al sufrimiento, la identificación
con la naturaleza, la exaltación de la imaginación y del sentimiento, y la
valoración de lo nacional y popular.
Otros poetas propios del Romanticismo son José de
Espronceda, Rosalia de Castro y José Zorrilla.
La poesía de Becquer se caracteriza por que mantiene el
ritmo, por la rima asonante y la
igualdad de sílabas métricas, además, los versos no tienen número fijo de
versos, casi todos son de tema amoroso o tétrico, y consiguen alcanzar un alto
nivel de grandilocuencia y expresividad.
En este texto el poeta contesta dos preguntas
referentes a su vida: primero sobre lo que ha sido su vida hasta el momento,
llena de sufrimiento tanto físico como emocional; y después sobre lo que será
hasta su muerte, presagiando su olvido.
El tema que trata es la visión pesimista del autor
sobre la vida.
El tono con el que está tratado el tema es sombrío.
Las rimas a las que pertenece este poema se dividen
según el tema que abordan: de la I a la XI tratan sobre el genio lírico y la
inspiración; de la XII a la XXIX, sobre el amor esperanzado y gozoso; de la XXX
a la LX, sobre el fracaso amoroso; y, por último, de la LII a la LXXIX, sobre
la soledad y el vacío existencial.
En el texto puede apreciarse el tópico vida como camino.
En el poema se encuentran varias palabras pertenecientes
al campo semántico o asociativo de camino (Sendero, camino, páramos, valle),
relacionado con el tópico literario vida
como camino.
El texto está escrito en futuro salvo en las dos
preguntas iniciales de las estrofas, que están escritas en presente.
Esta obra contiene varios recursos literarios como son
el epíteto, que se encuentra en el cuarto verso "roca dura";
apóstrofe en el séptimo verso "te dirán"; paralelismo en el comienzo
de ambas estrofas "¿De dónde vengo?/¿A dónde voy?" la estructura es: preposición+adverbio+verbo;
y por último, encabalgamiento a través de todo el poema.
Mecanicismo vs. Teleología
El
mecanicismo y la teleología son dos concepciones filosóficas contrarias, pero
ambas comparten el interés por comprender el funcionamiento del mundo.
La
teleología sostiene que toda la realidad está orientada a un fin, que ha sido ordenada
por una finalidad concreta. Las cosas no suceden ni son al azar, sino que el
conjunto de la realidad y cada uno de sus seres existen con un objetivo
concreto predeterminado.
El
mecanicismo, en cambio, afirma que la naturaleza es como una máquina, y los cambios
y las transformaciones que experimenta son fruto de la acción necesaria de unos
mecanismos sobre otros. Por tanto, la naturaleza no obedece a un plan
previamente trazado, sino a una serie de reglas que se cumplen sin ningún
objetivo trazado previamente.
El
concepto mecanicista se apoya en el principio de causalidad que regía todos los
fenómenos que describe la física clásica. Pero esta concepción del mundo ponía
en duda la libertad humana, pues las máquinas pertenecen al mundo inorgánico y
no se puede hacer ninguna similitud.
Por
el contrario, el teleologísmo entendía el mundo como consecuencia de las cuatro
clases de causas que planteó Aristóteles: causa material, aquello de lo que
está compuesto algo, por ejemplo, el bronce de una estatua; causa formal,
aquella que da al ser un objeto, la forma de dicha estatua; causa eficiente, aquello
que ha producido un objeto, el escultor; y por último la causa final, aquello
para lo que existe un objeto, adorar un templo. Principalmente la causa más
importante es la causa final, aunque son necesarias todas para completar el
universo.
La
selección natural es un impedimento claro hacia la teleología, ya que, por
ejemplo, si el oxigeno de la atmósfera estuviese a un metro y medio del suelo,
todos los que midan menos o crecen o mueren. A la larga solo habría seres vivos
de más de un metro y medio, es decir, en todos los medios, lo que no se adapta
desaparece. Si todos los seres tuvieran un fin determinado esto no sería
posible, a no ser que ese fin sea la extinción.
En
conclusión, científicamente el mecanicismo es la concepción más acertada, pues
colabora con el avance y a entender con mayor facilidad el mundo.
martes, 1 de marzo de 2016
IES La Laboral
Este es mi primer año en el instituto y tiene cosas buenas, como el nivel en asignaturas como filosofía,lenguaje y física y química, los amplios espacios tanto exteriores como interiores o la cafetería, también cuenta con otras cosas que, si se solucionaran, el instituto sería más agradable para los alumnos que cursan en él.
En primer lugar, los baños destinados a la ESO y bachiller se pasan la mayor parte del tiempo averiados y no cuentan con papel salvo en contadas ocasiones. Aunque esto no sería un problema si nos permitieran usar los baños de ciclos formativos, cosa que no hacen.
Además, es muy frío y hay humedades tanto en algunas paredes de los pasillos como en el suelo del patio.
Por otro lado, las aulas cuentan con una conexión a Internet escasa o nula, lo que dificulta la realización de algunas actividades como, por ejemplo, las exposiciones.
Aun todos estos detalles, considero que este instituto es bastante bueno.
martes, 9 de febrero de 2016
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